martes, 19 de marzo de 2013

Los adolescentes madrileños y la televisión

En este libro se analizan las características de consumo de televisión por parte de los adolescentes de Madrid y, más concretamente, el papel que juegan las series de televisión en la transmisión de valores, ideologías y promoción de formas de vida concretas.

Se parte de reconocer el papel fundamental de los medios de comunicación en la forma de entender y construir el mundo, por lo que es necesario abordar su estudio desde una doble perspectiva: la representación social de la adolescencia que se proyecta desde los programas televisivos y la influencia que esos contenidos pueden tener en la formación de valores, actitudes y conductas en los jóvenes consumidores.
La perspectiva metodológica ha sido mixta (cualitativa y cuantitativa), empleando técnicas de recogida de datos tales como el grupo de discusión, la entrevista y la encuesta. Hubo cuatro grupos de discusión formados por padres y madres con hijos de entre 12 y 16 años y dos grupos integrados por chicos y chicas de 15 y 16 años.

Se realizaron también cuatro entrevistas semiestructuradas dirigidas a profesionales expertos del medio audiovisual (representantes de canales privados, públicos, productoras y asociación de usuarios) con el objetivo de tener información sobre la oferta, programación, producción, análisis teórico y defensa institucional de los usuarios. En cuanto a la encuesta, se pasó por entrevista personal domiciliaria a una muestra aleatoria de 800 jóvenes de 14-18 años de los 21 distritos de la ciudad de Madrid.

Algunas de las aportaciones de este estudio contradicen los tópicos que circulan a nivel social sobre el consumo televisivo de los jóvenes  y sus consecuencias, apuntando hacia nuevas formas de comprender los fenómenos que acompañan esta práctica sociocultural. De esta manera, se matizan los estereotipos en torno a la idea de que ya no se ve televisión en familia, que son los adolescentes quienes “controlan el mando”, que las familias están muy preocupadas por los contenidos televisivos que ven sus hijos, que jóvenes y adultos ven programación televisiva esencialmente distinta, o que las series juveniles tienen una gran influencia en el comportamiento de los adolescentes

En relación a las costumbres y hábitos en torno a la televisión, los resultados son los siguientes:

La televisión está presente en el 97% de los hogares de los jóvenes encuestados y, alrededor del 50%, dispone de una televisión de uso personal en su propia habitación.

El visionado en familia es inversamente proporcional a la edad de los hijos (cuanto más jóvenes son los entrevistados, más horas ven la televisión en familia), con un ligero aumento entre semana en comparación con el fin de semana. Resulta interesante destacar que, según el estudio, sólo el 12-30% de los jóvenes ve la tele en su cuarto, por lo que se desmonta uno de los estereotipos habituales. En todos los casos, la franja horaria de mayor interés es el “prime time” (21 horas en adelante), tanto si se ve en familia o de forma individual. Este aspecto es bien tenido en cuenta por las cadenas de televisión, cuya programación en esa franja horaria va dirigida a un amplio espectro de audiencias para “no perder” ningún espectador, de tal manera que muchas veces se rompen las teóricas brechas generacionales.

La incorporación de nuevos soportes electrónicos (ordenadores, consolas, videojuegos, dispositivos y teléfonos, TDT, televisión a la carta, streaming, etc.) ofrecen posibilidades que modifican la estructura de horarios, contenidos y rutinas establecidas con el receptor tradicional. Los usuarios valoran la posibilidad de gestionar el tiempo, su agilidad, su adaptación a la multitarea y la multifunción. En cualquier caso, es pronto para conocer si el consumo de televisión por Internet está restando espacio al receptor tradicional.

Todos estos cambios producen la sensación de pérdida de control por parte de los padres y madres en relación con el contenido que ven sus hijos. Aquí se evidencia el debate en torno a la responsabilidad educativa (reconocida) por parte de los adultos, que en ocasiones no asumen su papel a la hora de debatir y ayudar a sus hijos a interpretar los contenidos que ven. En cualquier caso, las conclusiones indican que no hay conflicto familiar en estas cuestiones porque buena parte del consumo televisivo es compartido por adultos y adolescentes, así que no existen desacuerdos de calado; por otro lado, las nuevas tecnologías sitúan a Internet como chivo expiatorio de buena parte de los “males” en relación a la influencia de los medios de comunicación, pasando la televisión a un segundo plano.

En cuanto a los contenidos, los padres y madres manifiestan su preocupación por la inexistencia de programación específica para adolescentes y consideran que los contenidos de los programas a los que éstos tienen acceso son, la mayoría de las veces, inapropiados (aunque también reconocen su incapacidad o dejadez a la hora de controlar el consumo televisivo de los más jóvenes). Reclaman, por lo tanto, una mayor regulación por parte de las administraciones públicas, así como mayor responsabilidad por parte de las cadenas.

Según este estudio, los programas más vistos por los adolescentes se dividen en cuatro bloques, en el siguiente orden: (1) películas, series nacionales de humor, series de animación y sátira y programas deportivos; (2) magazines de humor, series juveniles, concursos, series de acción y aventura, reportajes, programas de viajes e informativos; (3) ficciones seriadas extranjeras, programas musicales, realities y talent shows; (4) programas “de corazón” y series juveniles extranjeras.

El contenido de las series juveniles constituye el centro de las preocupaciones de padres y madres, a pesar de que éstas no son las más vistas por los adolescentes madrileños. Todos los entrevistados-encuestados reconocen que estas series presentan una realidad juvenil caricaturizada y estereotipada, amplificando aspectos morbosos y negativos (comportamientos inadecuados, lenguaje inapropiado, etc.). Sin embargo, los y las adolescentes manifiestan ser conscientes de la carga de estereotipo de las series, pero justifican su gusto por tales contenidos en su utilidad como mero vehículo de entretenimiento. A pesar de ser sólo distracción,  reconocen ciertas influencias sobre el comportamiento de “otros”: 32% en la manera en que se relacionan con los iguales, 28% en relación a las modas, 26% en la elección de amigos, 19% en las relaciones con los padres y alrededor del 15% en las relaciones con los amigos o la pareja, comportamientos relacionados con drogas, sexo, relaciones con profesores, etc.

Fuente:
Megías Valenzuela, E. (coord.); Rodríguez San Julián, E.; Megías Quirós, I.; Menéndez Hevia, T. (2012). Consumo televisivo, series e internet: Un estudio sobre la población adolescente de Madrid.  Madrid: Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción, 277 p.

Disponible en: http://www.fad.es/sala_lectura/TV_madrilenos.pdf. Acceso 12/03/2013

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